Hace ya más de dos años que la Cleptómana y yo decidimos probar con esto de los blogs.
En todo este tiempo hemos escrito sobre infinidad de cosas, subnormalidades sin sentido en su mayoría, pero nunca hicimos un post en el que habláramos de nosotras (de una forma más o menos objetiva, quiero decir) ni siquiera nos presentamos. Directamente ella pasó a ser la salida sin complejos ni pelos en la lengua y yo... bueno, yo la otra :D
Ahora de pronto me ha apetecido,
asín que... sin pedir permiso (niños, esto no se hace) os presento a mi estimada, deseada y anhelada Cleptómana (por qué sacar tus trapos sucios pudiendo sacar los ajenos?).
Resulta que Clep y yo nos conocemos desde hace 23 años, somos primísimas.
Ahora nos llevamos de puta madre, pero no siempre fue así, de canijas fuimos enemigas. Bueno, para hacer honor a la verdad, la mala de la peli era ella, que me tenía entre ceja y ceja, la muy puta. A mi tampoco me caía bien, pero yo era más panoli y me conformaba con ir a mi bola y pasar de su cara.
Así pasaron los años, sin saber el motivo de esa ojeriza que nos profesábamos mutuamente, hasta que entramos en esa dulce y agradable etapa de la vida en la que estamos todos para pegarnos un estacazo: la adolescencia.
No sé de donde sacamos el raciocinio suficiente para replantearnos nuestra situación entre tanto acné, tanto bracket y tanta hormona revolucionada, pero lo hicimos, y hablamos.
Llegamos al por qué de tanto hijoputismo acumulado en nuestros
tiennos corazones, y se podría resumir en años y años de:
- Familiares diciéndole a minicleptómana:
"Mira a Potts, que buenina es y que bien se porta, ya podías ser tú igual".- Familiares diciéndole a minipotts:
"Mira a Clep, que siempre está haciendo deberes y cuadernillos rubio, ya podías tú hacer tantos como ella".Conste que ni Clep se portaba mal (no siempre :D) ni yo era irresponsable con mis deberes, pero lo que nuestros familiares consideraban unas inofensivas y estimulantes comparaciones, sólo hicieron que Clep quisiera joderme las espinillas a patadas y que yo quisiera meterle los cuadernillos rubio por el recto.
Que las comparaciones son odiosas, joder.
El caso es que nos dimos cuenta de que ninguna tenía culpa de aquello y que no había motivos para estar encabronadas entre nosotras, así que desde entonces y hasta la actualidad ha sido cuando he podido darme cuenta de como es ella realmente.
Peeeeeeero, como el post me ha quedado largo de cojones y considerablemente infumable, lo dejo para la siguiente entrega.